La muerte empezó anegándolos en el mismo instante en que sus cuerpos, exhaustos y sudorosos, alcanzaban un intenso orgasmo.
Fue la noche de San Juan y, buscando un poco de intimidad, Evgeny y Yana, se escaparon a las proximidades del lago para dar rienda suelta a sus ardores. Era la primera vez que llegaban tan lejos. También sería la última.
Llevaban pocas semanas saliendo juntos, estudiaban en distintas facultades y, aunque ni siquiera ellos auguraban un largo futuro a su relación, sus veintidós años apremiaban las ganas de poseerse el uno al otro. Así, aquella señalada velada en la que los jóvenes suelen reunirse en torno a una hoguera hasta el amanecer, ellos prefirieron tomar prestado el coche del hermano de la chica y pasar a solas la noche más corta del año.
Ya en las inmediaciones del lago Volograd, Yana aparcó el Smart y, tras unos tímidos besos y alguna nerviosa caricia, fueron al asiento trasero del coche. Ahí atrás, los gestos dejaron de ser cautos y, más guiados por las ganas que por el saber hacer, sus movimientos empezaron a ser más que impetuosos.
Tan enérgica era su danza, que ni cuenta se dieron cómo el coche se desplazaba al compás de su sinfonía dirección al lago. Así, regodeándose en su propio placer, ajenos a cualquier movimiento que no fuera suyo, y mientras su encuentro sexual se acercaba a la culminación, el coche cayó dentro del lago.
Del tiempo que tardó el agua mortal en anegar el vehículo nadie se atreve a dar cuenta con fiabilidad. Si nos atenemos exclusivamente a los hechos objetivos, las autoridades encontraron, en un coche sumergido y con prendas de ropa esparcida por doquier, a dos jóvenes desnudos y abrazados en el asiento trasero, sin ningún tipo de señal de forcejeo.
La prensa local, por su parte, tituló la noticia de la forma más llamativa posible: "Una pareja muere ahogada en el coche mientras practicaban sexo".
A los demás, que conocéis y habéis experimentado ese placer, os aliviará saber que la muerte los alcanzó en el preciso momento en el que el alma parece escaparse del cuerpo, las fuerzas te abandonan y yaces junto a otra persona sintiendo solo bienestar y placer en el clímax final.